Calipso

Esto no es una historia de miedo, pero esta muy muy bien se la debemos a uno de los seguidores de éste blog, (cheshko) espero que os guste tanto como a mí.
Calipso...
Me dirigí aquella noche aquel parque, a ese maldito lugar donde la muerte me arrebato mi alma en aquel mismo lugar antes soleado y lleno de vida, ahora vació y lleno de niebla, las frías flores que yo llevaba para mi amor se escaparon de mis temblorosas manos cayendo donde un día ella callo y mi pensamiento dijo
-¿Por qué Caronte te llevaste mi amor?
- mientras sin saberlo me fuí metiendo poco a poco en el lago y volví a decir con mas fuerza aún:
-¿Por qué Caronte?, tú que te llevas a justos e injustos tú no respetas ni lo malo, ni lo bueno ¿porque a mi? ¡Ella era mi vida, mi alma, mi mundo;! ¡Oh hados de éste destino mísero y mezquino porqué os la llevasteis de mi lado!.
-¿Por qué lloras mortal, a la luz de la luna y en esta noche de almas en pena?
- Porque no le tengo miedo a la muerte, aunque su frío abrigo venga a arroparme yo no la temo, aunque se abra la tierra, salga Hades con su carro de muerte y escupa lenguas de fuego no la temo.
-¿Por qué acusas así tu simple mortal, tú que eres no mas que un grano de arena en el reloj del tiempo, porque acusas así a Caronte?
-Porque se llevó de mí, por el embrujado lago de Estigia, a mi único gran amor y tú que tu voz suena serena en este lugar sin vida,¿no serás acaso la muerte?
-Si tu lo dices seré, pero porque me acusas vil mortal pues no comprendes que llego ya su tiempo.
-Llévame a mi también para no vivir en esta asquerosa vida, no comprendes tú ahora, sin ella, apenas vivo, sin ella, no soy yo, ¡llévame!
Mi voz sonó fuerte y sin nadie mas que contestara ¿sería producto de mi mente o de mi desesperación?
No lo sé bien, vagué, vagué sin rumbo fijo; sin saberlo me había desgarrado la camisa y llevaba los pantalones mojados, de repente, noté una presencia de alguna persona o ser detrás mía, empecé a correr sin ninguna cautela, el camino se hacía cada vez mas peligroso cuando de repente algo, sin apariencia cogió uno de mis pies tirandome al suelo, me arrastré por el suelo con las manos ardiendo y las rodillas sangrando, cuando oí:
-No corras mas Ángel.
-¿Quién eres tú? dije mientras me arrastraba por el frió suelo
-no quiero verte, ni oírte.
-¿No eras tú, el que antes llamabas a Caronte con tanta insistencia y pedías a él que viniera para llevarte con él por la laguna Estigia para ir buscar a tu amada?
-Sí, era yo ese pobre diablo, ese desgraciado que maldijo aquel día en el que llegó Caronte para llevársela en su negra barca, con su tenebroso rostro, pero, ¿quién eres tu, ser de ultratumba?
-Vengo como mensajero de tu amada, a la que tu llamabas Calipso, ella desde los campos Elisios ha oído tu desgarrado grito de desesperación y piensa y se pregunta ella porque no eres feliz.
-¿Cómo ser feliz si la persona amada se ha ido de este mundo de desgracia, de guerra y de silencio, dime Ser, cómo ser feliz si tu vida se ha ido a un lugar, de donde ningún viajero ha regresado jamás, cómo ser feliz si los minutos se han convertido en horas y las horas son ahora eternidades, ¿porqué la vida me castiga así?
-Piensa en lo felices que fuisteis en vida, cuando ella estaba aún a tu lado, piensa en los besos de amor que os disteis, piensa que ella allí arriba es feliz y sé tu feliz así.
-¿Dime Ser sin rostro como se puede ser feliz allí donde el cuerpo no es más que un simple recuerdo de la vida pasada y los momentos felices pertenecen al pasado y de allí no pueden sacarse?, ¡dime como puedo ser feliz pensando que mi Calipso esta durmiendo bajo unas sabanas frías de mármol!,¿cómo puedo ser feliz si mi corazón, mente y alma siguen amándola aunque se encuentre en el reino de Hades, ¿acaso Demeter no se alegro de nuevo al ver a su hija?,¿por qué yo no puedo recuperar tan sólo a mi amada?
De nuevo el silencio reclamaba con insistencia el lugar
¿A dónde se habrá ido aquel Ser?, me levanté como pude y vague por arroyos, arbustos y caminos pero en mi mente y corazón solo había una cosa, un solo pensamiento:
-¡Porque me dejaste mi querida Calipso, porque te fuiste en nuestra felicidad!. Cuándo más me vÍ solo y en mi más profunda desesperación; alguien o más bien algo, posó su gélida mano en mi hombro diciendo.
-Mortal, no llores más, pues tu dolor no tiene remedio o al menos en este mundo.
-Pues dime espectro ¿que tengo que hacer?
-Tienes que aceptar su pérdida, su partida hacia los campos Elisios, tienes que aceptar su partida hacia su último viaje.
-¿Cómo puedo hacerlo?,¿por qué llego su hora?
-Coge mi mano y te llevare a comprender el porqué de lo que te preguntas.
Al oírlo cogí su manos y nos desvanecimos, me llevó hacia un lugar donde se podía ver la miseria que azota al mundo, pude ver al jinete negro sembrar la muerte y desesperación
-¿Comprendes ahora mortal porqué llegó su hora?, ése fue su tiempo su vida y no se puede hacer nada, veras mortal vengo existiendo desde la noche de los tiempos y ni tú ni nadie podría evitar el término de su vida.
-No comprendo pues, yo tengo sentimientos y razón, ya que ésta no me permite comprender cómo un ser mortal o inmortal no tenga sentimientos de pena o sienta el dolor por la partida de un ser amado.
-Ya lo comprenderás tu simple mortal.
Aquel ser se fue y me dejo solo con mi soledad y con mi dolor, anduve sin rumbo aparente hasta que en el silencio de la noche hizo su aparición un pequeño cuervo, el cual aleteaba sin compás, ni ritmo alguno; saltaba de rama en rama; seguía mi rumbo de vuelta a algún lado.
El camino embarrado, no me deja seguir tranquilo, con los zapatos llenos de barro y sangre mía, seguía sin saber a donde ir.
Aquel avecilla, desde que nos encontramos en algún lugar no de este mundo, me siguió hasta llegar a una estatua con forma de ángel, protegida por una gran valla de lanzas clavadas.
La cara de aquella estatua me recordaba a mi pequeña Calipso, trepé por la verja hasta llegar arriba, desde allí intenté tocar de nuevo su cara pero no llegaba, lo intentaba una y otra vez pero no llegaba; fuí trepando por la columna hasta estar en su base junto a ella, aunque fuera frió y húmedo bronce sentí por un momento que seguía viva y volví al pasado, volví a ese día en que la conocí Recuerdo que era un día de primavera, los rayos de sol le caían como si tuviera una túnica romana; aquel día reímos y hablamos como buenos amigos; así, no sé cuánto tiempo estuve.
Una fina capa de nieve empezó a caer y mis manos se empezaron a entumecer; de repente, perdí el equilibrio y resbalé, cayendo hacia atrás.
Cuando quise ver cómo había quedado después del golpe ví como una lanza atravesaba mi cuerpo, me descolgué como pude y espere a que viniera a por mi Caronte, nadie paso, nadie sentirá mi pérdida, nadie me recordaría.
Poco a poco me fue llegando el final; la noche se aclaró, para mi última vez, luego no sentía nada ya y debajo de la diosa Calipso me fue llegando el fin...
El bueno de Caronte arribo con su negra barca, me subió arriba y me fue llevando por la suave brisa de la noche surcando poco a poco la laguna Estigia y después de eso dormí al fin,alejado de las penas y sufirmientos de éste mundo, junto a mi amada Calipso...